Muchas de sus creaciones artísticas tenían por finalidad la gratitud a sus dioses, expresada en sus templos, de los cuales el Partenón es el más claro ejemplo.
A parte de obtener beneficios comunes al desarrollar esta práctica en grupo, nos hemos adentrado más que nunca en la historia de éste edificio. Lo hemos seguido desde sus antecedentes y su nacimiento hasta su paso por los siglos y su uso por las diferentes civilizaciones. Sin embargo, desgraciadamente, también hemos sido testigo de su sufrimiento, de su destrucción parcial y de su expolio. El Partenón nos ha parecido un edificio luchador por conservar su dignidad, belleza e integridad (a diferencia de los edificios actuales que sólo duran un par de siglos bien conservados, éste templo ha sobrevivido más de veinte). No obstante, quizá su destino sea el de ser más profundo y bello en la vejez.
The Parthenon, 1871, Frederic Edwin Church Fuente: Metropolitan Museum of Art |
Antoni Sastre Seguí
Diogo Pinto de Sousa
Sandra Muñoz Martínez